Montando a la Bestia Dama

Cuando empiezo no quiero acabar, y cuando lo hago eventualmente quiero más.

La bestia hoy quiere más que yo, siempre juegan al amo y a la esclava.

Bestia y dama cabalgando con la música lúgubre que nos baña en lujuria bastarda y pura, 

Cambian los lugares, hasta desvariar las formas y sudar las almas.

Su bestia pide y la mía concede.
Cuando no hay amor, sólo es un juego. 
Pero casi siempre lo parece...

Eventual juego de pasión azarosa, que acaba en dos para uno, y veinte al otro y a desmayar.

Y aún así mi bestia pide más.

Después de tantos ruedos, llega el tiempo cero, y su inevitable desenlace, pues todo tiene un fin, y  con el cansancio a veces viene la culpa.

Es cuando el fruto de las ganas terminan por agotarlo todo, incluso la paciencia, cuando el miedo embarga en entredichos, cuando la ausencia se da en compañía, y la ansiedad impera.

Es entonces cuando la magia cesa, y viene la convivencia, las peleas y resolver las cosas con cariño, pues el amor siempre está primero.

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