Mía
Aquella mía era tan calma como tormenta,
tan pura como zorra,
tan nefasta como inocente,
tan inclemente como comprensiva,
sin duda a hablar de ella trata de dos seres mágicos en una sola persona.
Mía alejaba a musa,
cada encuentro se veía frustrado por otro ataque infante y de desgarradora coacción,
un frío puñal bien dado para que los sueños fueran abortados antes de concebir.
Hoy mi pena es el duelo que sólo puede dar una diosa del mal,
alguien inseguro,
tan pura como zorra,
tan nefasta como inocente,
tan inclemente como comprensiva,
sin duda a hablar de ella trata de dos seres mágicos en una sola persona.
Mía alejaba a musa,
cada encuentro se veía frustrado por otro ataque infante y de desgarradora coacción,
un frío puñal bien dado para que los sueños fueran abortados antes de concebir.
Hoy mi pena es el duelo que sólo puede dar una diosa del mal,
alguien inseguro,
de alma agonizante y perturbada.
Fueron años de expolio,
con cielo e infierno en constante pugna,
un exquisito y mórbido secuestro a un alma condenada y hallada infinitamente más allá, de mi,
donde al final soy culpable del cautiverio,
de la alienación,
de la ausencia en otros,
ahora cargo con ello,
y la paz por devenir....
Fueron años de expolio,
con cielo e infierno en constante pugna,
un exquisito y mórbido secuestro a un alma condenada y hallada infinitamente más allá, de mi,
donde al final soy culpable del cautiverio,
de la alienación,
de la ausencia en otros,
ahora cargo con ello,
y la paz por devenir....
Comentarios
Publicar un comentario