A Lumine Luxfero

El ángel caído,

Eterno expiador de pecados. Aquel con quién todos confiesan de una u otra manera.

Tontos pecadores, incluso por accidente delatan el secreto que más les aqueja.

Sos el errante que juzga cuánto consigue a su paso, sos el engendro, el incomprendido, el odiado así no más, sos al que evitan, al que temen, el león que roe la carne maliciosamente, con despiadadas garras atrapas y torturas mientras tu presa se retuerce en vida, aún agonizando entre espasmos de agonía.

Sos el chivo, el búho y el dragón.
Sos el crepúsculo y sos el lucero al amanecer que purga la obscuridad.

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