El paraíso en la tierra soñada
¡Eres obsesión!
Aquellas sombras como recorrían tu piel. Los suaves e intensos mordiscos en el cuello que acabaron en marcas indiscretas.
El sexo fue digno como para bajar a los dioses del olimpo y mostrarles de lo que se pierden.
La mejor parte fue saber que estamos bien, incluso ante una despedida.
Como extraño esa cara angelical, las perversas miradas siempre acompañadas de aquel gesto con los labios y una mirada de inocente diversión.
He palpado el paraíso terrenal que eres tú.
Nunca te olvidaré, aunque sólo existes en mi mente y mi corazón.
Tuyo siempre.
MR.
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