El idealista

Ya no sé si encuentre el amor,
más aún tengo la ilusión en base al reiterado recuerdo del enamoramiento, 
aquel estado de plenitud en dualidad.

Aquellos momentos donde todo lo que no sea el goce en pareja me es ajeno.

Soy un idealista, 
soy un enamorado de la juventud, de la vida, de lo casual y lo efímero. 
Un amante del amor mismo, 
enemigo del tiempo que me aleja cual luna creciente 
y la marea me traga hasta hacerme quedar sólo una y otra vez. 

Será que el viento puede conservar la postura de una hoja que se sostiene erguida sobre el suelo. 

¿Será que el tiempo secará el color conservando el mejor momento? 
Como una foto antigua que va perdiendo matices.

Y que será de mi errancia, 
que ha de ser dejar vagar,
 como continúa la aparente eterna aventura después de beber el cáliz de la felicidad. 
Temo suponer que puedo saber lo que se me hace repetido, 
aunque sea inexplorado.

Como el sombrerero soy en noches de luna, 
eterno y mágico arlequín, 
sonriente y festiva imagen entre tanto pesares. 

Hoy es el viento quien guía mi pluma, 
hoy pienso en tiempo, en números y en mi historia.





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