El Retrato de Plata
Si pudieramos ver el retrato de nuestra alma, o una foto...
¿Cómo crees que sería la acumulación de todo lo que somos, de todo lo que hicimos y más aún lo que sufrimos?
Yo creo que mi retrato daría tanto dolor al verlo que dejara sin habla a cualquiera que lo viera, posiblemente con pesadillas durante un buen tiempo e incluso a muchos nunca lograrán olvidar tal tragedia visual de sus memorias, oh dios mío, cuanto sufrimiento y desgracia he retratado...
Ojos negros, con un destello de sacra inocencia, unas alas blancas de arcángel, casi desechas, gastadas y rotas. Con una mano tomando el peso de una de las alas, con la otra agarrado fielmente al suelo, rodilla en tierra, con algunas heridas abiertas, unas graves y otras cortas, con la piel blanca como el mármol, sobre un charco de sangre y el rostro que pide un poco de piedad, la desgarradora mirada del que pide en silencio ¡clemencia por favor!
Viendo al suelo y gritando mientras una lágrimas blancas caen y se desperdician, como el sueño de los niños que una vez fuimos...
Con cabello plateado como un anciano a pesar de la joven apariencia, con la más sublime expresión de dolor y angustia.
Apenas teniéndome en pie con los retazos de alas que me quedan, aferrado a una de ellas para tenerme en pie a la vez que la sostengo, como sostener la esperanza, o algo tan valioso como el amor mismo, como un niño que abraza a su madre, a su abuela o a su muñeco de felpa.
Acto seguido la imagen cambia, ahora viendo al cielo rogando explicación, con rebeldía y con un último impulso de fuerza que me queda, preparado para volar en cualquier momento, o quizás seguir caminando, seguir lamentando con nostalgia.
Por último el rostro se desvanece,
El retrato ha cambiado por completo...
Aparece la figura de un antiguo arlequín, que te observa felizmente. Para luego dar paso a una última figura.
Aquella es un dragón plateado, con ligeras tonalidades marrones... Duelen los ojos, duele el cuerpo, un corrientazo y una paz y alegría invaden al observador paciente, el dragón sale del cuadro y todos lo observan.
Estas tres figuras se repiten misteriosamente, pero los movimientos permanecen en cambio a lo largo de cada año.
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