Recuerdo Azul

Sin querer me sumía​ en el pensar de nosotros, de hace tanto.

Nunca te di explicación, nunca supe como, pero juro te amé con todas mis fuerzas.

Tú me enseñaste tanto... Y la perfección llegaste a ser.

Aquellos tres dias y noches maravillosos, como de película.

El amor se consumó en nosotros conjugados en esas 4 letras.

Dolor, ¿por qué viniste aquella mañana? Si lo sublime era alegría pura, como nunca antes.

Me sentí embargado, y desde el primer monento de mi locura noté que algo estaba mal conmigo.

Mi mente se quebró para luego consumirse en ardor. Agonizaba y no quería hacerte daño, no quería que me vieras así, no toleraba que volviera a pasar.

Aún cuestiono...

¿Cómo es posible sufrir estando en el cielo?

¿Cómo pude irme sin chistar, sin sentir nada en lo absoluto? Sólo culpa imperdonable.

¿Qué fue de mí en esos momentos de de profundo dolor infinito?

¿Qué clase de locura emerge cuando la alegría es tu morada?

Entonces lo ví así, era como un demonio tras pisar el cielo que obiamente no merece, debilitándose, ardiendo, llorando y gritando por dentro, reventándose de a poco hasta sangrar.

Cada tanto te recuerdo con cariño,  lamento haberme ido, pero había perdido el juicio.

Me enseñaste a disfrutar la vida, me abriste las puertas de un mundo nuevo y maravilloso.

Entendí que no estaba preparado, y confieso, tengo miedo de volver a ese sentimiento.

Hoy comprendo que derrumbaste mi suelo, mi realidad, la vanidad del ser en mí para entonces, y no supe manejarlo.

Hoy aún me arrepiento de haber salido corriendo, me arrepiento tanto, pero no es porque quiera volver a tí, sino por el daño que causé, nunca quise.

Siempre estaré en deuda contigo, por el hombre que hiciste de mí, por esa otra cara de la vida que ofreciste, por hacerte víctima de mí.

La chica de cabellos de colores, chica de ciencia y profundo amor a la humanidad, ojalá que la vida te trate bien, lo mereces.

Con cariño despido este recuerdo, Zul.